El Rojo caía 1-0 con la Academia, pero reaccionó a tiempo y lo empató por medio de Álvaro Angulo.
Domingo futbolero, bien clásico. Avellaneda amaneció con un aura distinta, con otro clima, ese que se da pocas veces al año. Es que, en el Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini, Independiente recibía a Racing en el clásico de la ciudad.
El arranque no fue el mejor. La Academia, a puro empuje, se asomaba, y casi llega al 1-0 de no ser por un despeje providencial de Sebastián Valdéz. Más tarde, Diego Tarzia respondió con una volea esquinada, pero Gabriel Arias puso la mano justo para mandarla al córner.
Era un duelo parejo por momentos, pero la visita no cometía los errores que si tenía el Diablo, y lo hizo notar. Luego de una jugada en la que falló toda la defensa, Gastón Martirena apareció solo y le rompió el arco a Rodrigo Rey para poner en ventaja al vecino.
El 1 a 1 en la cabeza de Álvaro Angulo.#TodoRojo 🔴 pic.twitter.com/yeUyTh86mo
— C. A. Independiente (@Independiente) March 16, 2025
De ahí en adelante, las imprecisiones aumentaron, y la defensa se notó visiblemente más nerviosa. Fue entonces que, con el objetivo de mantener con vida a un equipo caído en lo anímico, apareció el arquero. Aparte de una volea tremenda a Santiago Sosa, el 33 tuvo que atajar un par más para evitar que la derrota sea peor.
Y aún en su peor momento, Álvaro Angulo hizo de las suyas. El 77, metido en el partido desde el arranque, sacó una jugada de la galera y envió un excelente buscapié. Sin embargo Gabriel Ávalos no pudo aprovechar, y el encuentro se mantuvo 1-0.
Para la segunda parte, Julio Vaccari hizo ingresar a Luciano Cabral por Lautaro Millán y a Santiago Hidalgo por Diego Tarzia. En ese momento se vio a un Independiente más ambicioso y agresivo, y estuvo cerca del empate.
De hecho, tras un gran lateral de Federico Vera, el 10 quedó solo para darle de volea con la zurda. Sin embargo, su remate se fue desviado.
El encuentro estaba para el empate, pero Independiente pecaba de muchos centros y Racing se acomodaba. Pese a algún que otro sobresalto, al Rojo no se le daba el ansiado gol, y los minutos pasaban.
Pero llegó, por fin llegó el desahogo. El Rojo era más y lo merecía, hasta que lo consiguió. Tras una gran pelota de Cabral, Álvaro Angulo primereó a Gabriel Arias de cabeza y puso el 1-1. ¡Estalló la cancha!
De ahí en adelante, fue más peleado que jugado. Cada pelota era muy disputada, y los insultos de un lado al otro no faltaron. Agarrones, gritos, todo un clásico que se vivió como tal.
Al final se adicionaron seis minutos, los cuales ni se jugaron. Pasados los 45, el partido se frenó por una falta que fue revisada en el VAR, aunque no pasó absolutamente nada. Esa jugada se comió cuatro minutos, y no hubo tiempo para más.
Cuando Nicolás Ramírez pitó el final del partido, Independiente no pudo quedarse con el clásico como se esperaba. El equipo había jugado un pésimo primer tiempo, pero se repuso y lo igualó en un segundo tiempo en el que lo pudo haber dado vuelta. Queda en el debe el duelo de Avellaneda, pero el equipo sigue invicto de local.
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